sábado, 25 de febrero de 2012

Portada


No pasa nada, mujer, no te lo tendremos en cuenta.

jueves, 23 de febrero de 2012

Sobre el día que me llamaron gordo y el hada de los "Y si..."

Hace unos días, un cliente me llamó gordo en la librería. Iba yo tan tranquilo y sin meterme con nadie camino al almacén, cuando a la altura de la mesa de novedades de catalán, un cliente libro en mano me señala y dice algo así, como "A ti te hace falta un libro de estos para perder esa barriga... ja ja ja". Me detuve. Giré mi preciosa cara y contemplé a uno de esos clientes medio habituales con los que no he cruzado palabra más allá de ¿le pongo una bolsa? sosteniendo en sus manos una novela que promete perder calorías a base de dieta y felicidad. Como mi expresión debió parecerle algo críptica, remató su alocución con un "Como estás gordo". Si hay una cosa que me molesta más que me insulten (o me falten), es que te expliquen el insulto.

Todavía no sé muy bien a qué venía eso. No sé si ese cliente se vio imbuido por la paz que supone el saberse protegido por esa maldita ley de respetar al cliente, si pensó por un momento que éramos amigos, si una babosa transoceánica se le metió por el glande, le fue a parar al cerebro, le depositó millones de huevos, murió entre mordiscos de agonía, eclosionaron estos y en esos momentos miles de larvas le estaban machacando las neuronas al grito de sí, perra, sí. O sencillamente era un gilipollas. De lo que sí estoy seguro es que estoy muy decepcionado con mi reacción.

Porque me lo quedé mirando... fijamente... a lo pistolero italiano a las doce del mediodía en una calle de las afueras de Almería... con unos diccionarios en la mano... y lo único que hice fue tragarme la rabia, dedicarle una sonrisa y seguir mi camino al almacén mascullando insultos varios que nacían sin sentido al no encontrar en su camino la estupefacción del receptor.

Esa noche dormí mal.

Y dormí mal porque tuve la visita de la molesta hada de los "Y si...".


El hada de los "Y si..." es con toda seguridad una de las hadas más odiadas del universo. Más odiada que el hada de "Los pedos inesperados" o el hada de "Mañana empiezo a..." ya que su trabajo consiste en acurrucar todo su peso en tu oído e ir susurrando todas y cada una de las variantes o versiones que se podrían haber hecho en un punto de conflicto. Todas las replicas ingeniosas, las palabras adecuadas, los gestos nobles... todo lo que podríamos haber hecho, pero no hicimos porque no quedamos parados con una inmensa sonrisa de estúpido en la cara.

Y esa horrible hada me habló y me explicó diferentes realidades en otros tantos universos donde actué de forma distinta.

UNIVERSO 1

- Como estás gordo...
- ¿A qué ha venido eso?
- ¿Qué?
- Que dijo que a qué ha venido eso de llamarme gordo. ¿Nos conocemos? ¿Somos amigos? ¿Quién coño eres tú? ¿Sabes cómo me llamo?
- Era una broma...
- ¿Una broma? ¿Y quién demonios te crees tú para hacerme una broma?  No nos conocemos.... no tienes ningún derecho a gastarme una broma o a llamarme gordo. Gordo solo me lo pueden llamar tres personas. Mi señora madre porque es su deber y derecho preocuparse por su hijo y machacarlo con su peso, mi pareja porque sé que le gusto como soy y que esa palabra en su boca estará llena de infinito cariño y mis mejores amigos porque luego puedo decirles con tranquilidad y tú te estás quedando calvo. A parte de esas personas, nadie. Y tú no eres ni mi madre, ni mi pareja, ni mi amigo. Así que esas bromas que le gastas a los desconocidos en las tiendas, las coges, las metes en una caja de cartón, las envuelves para regalo y te las metes por el culo procurando que las esquinas te desgarren lo suficiente como para que no vuelvas a cagar a gusto en toda tu puta vida. ¿Queda claro? Así que te agradecería que otra vez midas mejor tus palabras y pienses antes de decir cualquier cosa, ¿vale? Y, por cierto, esa novela es una mierda.

UNIVERSO 23

- Como estás gordo.
Gordo. Gordo. Gordo. Esas palabras se repetían en mi cabeza con los cantos de una coral de ancianos con problemas de sordera y afinación. Estaba gordo. Si un desconocido que no me importaba lo había dicho es que sería verdad. Retomé mis pasos hacia el almacén sintiendo cada uno de mis kilos rebotando de aquí para allá como un niño histérico en un hinchable. Gordo. Seboso. Asco. ¿Cómo podía seguir con este cuerpo después de lo que me habían dicho? Entré en el almacén. Cogí un cuter y me encerré en el lavabo dispuesto a arrancar de mi cuerpo los kilos que me sobraban para evitar que un desconocido volviera a juzgar mi físico. Aquello dolió mucho. Y fue muy sucio. Y me hicieron limpiarlo todo.

UNIVERSO 844

- Como estás gordo.
- ¿Y?
Y entré en el almacén.

UNIVERSO 7832

- Como estás gordo.
No lo pensé. Hay acciones que no debemos pensar. Le lancé el diccionario a la cara. Hizo un amago de cogerlo lo que me sirvió para colarme debajo de la mesa y deslizarme hasta él. Golpe directo en la entrepierna. Sentí como sus huevo se cascaban. Le empujé hacia atrás y cayó contra las estanterías de las guías de viaje. Emergí de debajo de la mesa y me coloqué en la posición de la grulla mareada. Nadie me llamaba gordo. Le di unos segundos para que se recuperara del golpe. Me miró con odio.
- Gordo asqueroso. Y, además, los libros que recomiendas son una mierda.
Uy lo que me ha dicho. La rabia inundó mi fuerte y macizo cuerpo y me lancé hacia él. Paró con facilidad mis primeros golpes, pero me sirvieron para tantear el terreno. Se movía rápido y sabía usar los puños. Le lancé un derechazo que esquivó sin problema, pero dejó abierto el flanco izquierdo donde encajé una patada. Cayó al suelo.
- Retira lo que has dicho.
- Nunca.
Sus ojos brillaron de un color traicionero.
En un rápido movimiento se armó con un ejemplar de La broma infinita y con otro de El arco iris de la gravedad. Di un par de pasos hacia atrás. No es que me hubiera asustado, no conocía el miedo, pero es que la posmodernidad americana siempre me había inspirado respeto. Busqué algo a mi alrededor con lo que armarme. Mierda. Solo Coelho, Falcones y Follet. ¿Cómo podía eso competir con FosterWallace y Pynchon? Pero... ¿qué era eso que asomaba entre los recetarios de l'avia Remei? ¿Podía ser...? Sí..., ¿pero no estaba descatalogado? ¿Cómo había llegado hasta allí un ejemplar de Finnegans Wake? Si lo alcanzaba quizá todavía tendría una oportunidad.
Sonreí con malicia.


UNIVERSO 529328

- Como estás gordo...
Mi mirada de estupefacción lo taladró. Y esa lágrima que se me escapó.
- ¿Por qué - logré balbucear.
- Lo siento... no quería decirlo... es que... estoy pasando una mala temporada y...
Empezó a llorar y entre nosotros nació una extraña empatía; un raro entendimiento entre un librero y un imbécil.

UNIVERSO 98972424

- Como estás gordo... y yo odio a los gordos. Pero eso ya lo sabes tú, ¿verdad Jorgito?
Sin saber cómo, un machete apareció en su mano derecha y una sonrisa en su rostro. Entonces lo reconocí. A pesar de la máscara, reconocería siempre esa sonrisa.
Jibo.
- No puede ser... tú... estás muerto... te vi morir... vi como te empalaban, te quemaban, te disparaban un obús, te decapitaban, caías en una picadora de carne, unos pingüinos te comían, te regurgitaban y volvían a comerte... estás muerto...
- Ya puedes ver que no... puedes  ver que no eres el único que domina los viajes temporales y dimensionales.
- Noooooooooooooo...
Empezó a dirigirse hacia mí. Caminaba tranquilo, seguro, confiado. Homicida. Volvía a sentirme como aquel niño pequeño que una vez, hace tantos años y tantas secuelas, fue perseguido por un asesino psicópata, maníaco y homicida sin sentido del humor (aunque él pensara que sí) que solo quería hacerse una funda para el móvil con mi piel. La pesadilla volvía a empezar. Empecé a retroceder hacia la salida. Tenía que huir y buscar ayuda para devolver a aquel engendro al lugar donde pertenecía. Al infierno de la subliteratura bloguera.
- Jorgito, no huyas. Solo quiero jugar contigo.
Y empezó a andar hacia mí. Intenté correr, pero había olvidado como se hacía. En pocos segundos me atraparía no fuera porque la providencia colocó en su camino a un cliente que andaba buscando la sección de literatura erótica maya. Jibo tuvo frenar su carrera y pude ver su frustración al ver que yo había alcanzado la callé. Un coche se detuvo justo a mi lado y abrió la puerta.
Era A.
- Ven conmigo si quieres vivir.
No lo pensé ni una vez. Salté dentro del coche al tiempo que veía a Jibo arrancar de cuajo un brazo al infortunado cliente y como iba golpeando con él a libreros y consumidores. Jibo no dejaría que nadie saliera de la librería con vida. Eso al menos serviría para darme algo de tiempo para huir.

No, Jibo, tú otra vez, no.

Y así toda la noche. Y luego la gente me pregunta por qué duermo mal... Mierda de hadas.

martes, 21 de febrero de 2012

Octava entrega del juego piniculero

8. Una película que no debió tener secuela(s)


Rozando la perfección. Así que esto no era necesario:


 Y ya puestos, esto tampoco:


lunes, 20 de febrero de 2012

sábado, 18 de febrero de 2012

Se encuentra un diálogo inédito de Platón

Leído hoy en la prensa.
- ¿En cuál?
Pues en una y te callas.

Parma, febrero de 2012.


A unos meses del fin del mundo.

Estudiosos de la universidad de Parma  han encontrado entre los papeles del difunto marido de la señora Dominica, lo que parecían ser unos antiguos papiros que contenían un diálogo inédito de la primera etapa de Platón. Llevaba por título Cansinus. Al ser preguntada la señora Dominica sobre el origen de esos papiros, respondió:

- Papeles, papeles, papeles... Peppino lo que es dinero o comida no traía nunca a casa que tenía que hacerlo todo yo... ir al mercado y pelearme con el ladrón del tendero que quiere cobrarte seis por algo que como mucho vale tres y el pescado... el pescado... vamos con el pescado... que huele a como olía mi madre que en paz descanse cuando la dejamos olvidada cuatro días al sol cuando se murió porque una tiene otras cosas en la cabeza y con ocho zagales que solo quieren comer y comer todo santo el día a ver quién se acuerda de enterrar a una abuela que no hacía ruido... más buena... y comía como un pajarillo, no como la madre de Peppino que en el cielo se pudra y los demonios le lleguen el cuerpo de gangrena y bichos que era envidiosa, mala... más mala... que fui al entierro para ver que estaba muerta y bien muerta y le dijo, así te mueras, muerta y me fui más orgullosa, porque otra cosa no, pero el orgullo de ser la señora Dominica no me lo quita nadie... los papeles, sí, pues los encontraba en las tiendas... le daba unas liras para comprar y se perdía, se metía en cualquier trapería y como ya lo conocían todos... el tonto de Peppino le llamaban, pues le sacaban papeles viejos, ridículos, estropeados y que olían fuerte y él venía todo contento, como un bendito, con esa cara de pan  que daban ganas de abofetear y me decía Dominica, Dominica, mira que legajos más interesantes y escritos en latín que me lo ha dicho Giuseppe el de la calle abajo... y él se lo creía, pero como no sabía leer, pues leer no leía, pero se miraba las letras y pensaba, qué dirán y empezaba a decir que lo que creía que estaba escrito y así todo el santo día que me tenía la cabeza como un bombo, pero se le veía tan feliz...

Sólo se calló cuando los estudiosos le ofrecieron algunas liras a cambio de esos papelajos y otros que encontraron en el despacho / despensa / lavabo de su marido Peppino (entre los que se hallaron también una versión de La montaña mágica de Thomas Mann con final feliz y batalla de tartas incluida, unas cartas de Wagner donde renegaba de toda su obra y la catalogaba de "inmenso coñazo... aburre hasta las piedras... ¿por qué no me avisó nadie de que estaba escribiendo mierda?", una cuarta salida de Don Quijote a las Vegas donde conoce a Falstaff, Sherlock Holmes y el Doctor Who escrita por J.D. Salinger en colaboración con Juan Rulfo y el evangelio de Timoteo donde se cuenta que Jesús podía ser muy bueno, pero en su vida pagó un café a sus amigos). Según los estudiosos, los compraron más porque se callara la señora que porque pensaran que los papeles valían algo.

De vuelta a la universidad y después de estar como media hora buscando aparcamiento, los estudiosos se pusieron prestos a leer y traducir los legajos. Cual fue su sorpresa cuando en las primeras hojas se encontraron con lo que prometía ser una de las mayores joyas ocultas de la tan sobrevalorada cultura griega:

(Atenas. Una hermosa mañana de mayo. Tectes y Filemón, dos buenos amigos, pasean cerca del teatro de Dyonisios hablando de sus cosas).
Tectes: Pues qué quieres que te diga... para mí que los egipcios están sobrevalorados.
Filemón: Ya te digo... ¡y los persas!
Tectes: Menudo pueblo... ¿y eso que escriben que es? ¿Letras? Dibujitos así uno al lado de otro y dicen que son letras.
Tectes: Ya te digo... ¿vas a ir a ver la nueva de Sófocles?
Filemón: Me da palo... todo el día con lo mismo... ay los dioses, ay qué mal lo paso, ay cómo sufro... y el coro... sufre, cabrón, por lo que no has hecho que lo hizo tu padre.
Tectes: Pues a lo mejor sí voy a verla... A no ser que hagan una nueva de Aristófanes, claro.
Filemón: Qué risa.
Tectes: Qué bueno que es el cabrón.
Filemón: Si es que te meas con sus obras... hostias, mierda, cojones...
Tectes: ¿Qué pasa?
Filemón: Mierda... que viene Socrates...
Socrates: ¡Tectes! ¡Filemón! ¡Amigos!
Tectes: Mierda.
Filemón: Te dejo.
Tectes: No seas cabrón.
Filemón: Luego te mando un esclavo y te digo algo.
(Filemón se va).
Tectes: Será hijo puta...
Sócrates: Hola Tectes, ¿dónde va Filemón? ¿Es que no me ha oído?
Tectes: Pues no...
Sócrates: ¿Para dónde vas?
Tectes: Para el foro.
Sócrates: Pues mira qué bien, yo también. Hagamos el camino juntos.
Tectes: Para el otro foro.
Sócrates: Pues te acompaño igual... si a mí me da igual... si no hago nada más en todo el día... con esta pierna... y la pensión, pues para quedarme en casa pues salgo a la calle y me encuentro con los amigos y a charlar...
Tectes: Sí, sí.
Sócrates: Pues mira tú, aquí vamos... y yo que el otro día pensaba en la justicia... ¿tú piensas en la justicia?
Tectes: Pues no mucho, la verdad.
Sócrates: Porque la justicia tiene que ser buena o ser justa, ¿tú que crees?
Tectes: Pues no sé... yo de esas cosas no entiendo...
Sócrates: Algo entenderás, digo yo, porque todos tenemos la idea de justicia dentro... así como si fuera una sombra... ¿te he explicado alguna vez lo de la caverna?
Tectes: Tres o cuatro veces,sí.
Sócrates: Me quedó bien, ¿eh?
Tectes: Pst.
Sócrates: Sí... todos sentados mirando las sombras y el otro que se va a mirar qué hace la sombra y ve a las muchachas aquellas tocándose y él se pone morado y luego va a decirlo a los otros, pero los otros dicen que prefieren la sombra porque es más sutil y ese fue el nacimiento entre el erotismo y la p...
Tectes: Sí, ya lo sé. Lo contaste en la cena de Anfitrión.
Sócrates: Sí, lo de las sombras... qué chulo... uno mira y los otros, no. ¿Sabes? Algo de ideas que dice Platón... ¿Conoces a Platón?
Tectes: Sí, el otro...
Sócrates: ¿Tú no tenías un hermano pequeño?
Tectes: Ni se te ocurra acercarte a él, ¿entendido?, ni se te ocurra.
Sócrates: Pero si es para pasarle sabiduría, que ya sabe que se pega... que no quiero hacer nada mas...
Tectes: Oye, mira, que tengo prisa...
Sócrates: Que te acompaño... oye, ¿y tú has pensado alguna en convertirse en un ser de cuatro brazos y cuatro piernas con otra persona?
Tectes: No te ahogarás en cicuta, no.
Sócrates: ¿Qué dices?
Tectes: Que Esparta es muy bonita.
Sócrates: No sé. Yo solo sé que no se nada.
Tectes: Tócate los huevos...

Y así durante lo que se calculan son unas trescientas páginas de Sócrates hablando y Tectes intentando librarse de la cháchara interminable del presunto sabio de Atenas. Este diálogo platónico ha causado mucha controversia entre los estudiosos de Parma. ¿Estamos ante una falsificación o es el verdadero retrato del verdadero Sócrates alejado de la evidente idealización de la posterior obra de Platón? ¿Era en verdad Sócrates un pesado que iba tocando las narices a los pobres atenienses con temas que no importaban a nadie como "dónde vamos", "adónde venimos", "y después, ¿qué?" ¿Acaso toda la filosofía occidental se ha asentado en las palabras de un pesado de las narices que molestaba más que otra cosa y que tenía un millar de voluntarios que le hubieran metido la cicuta a hostias si hubiese sido necesario? ¿Qué otros secretos esconderán los millones de papeles que tenía Peppino y que servirán para reescribir la historía y darnos cuenta que una cosa es lo que nos cuentan, otra lo que es y otra más divertida la que explican esos papeles? ¿Cuál es la verdadera y cuál queremos que sea la verdadera?

Algunos de los papeles que guardaba Peppino y que según los estudiosos de Parma van a cambiar la historia de la literatura para siempre jamás. Secretos desvelados, traiciones, intentos de asesinatos, fraudes, plagios, sexo salvaje, pam pam en el culete y muchas cosas más... Próximamente.

viernes, 17 de febrero de 2012

"Infancia" de Maksim Gorki

Sobre el suelo de una umbría y angosta habitación, al pie de una ventana, yace mi padre cuan largo es y vestido de blanco. Los dedos de sus pies descalzos están extendidos de un modo extraño, mientras que los dedos de sus cariñosas manos, que reposan serenamente sobre el pecho, están encogidos. Sus ojos vivaces están cubiertos en su totalidad por las esferas negras de unas monedas de cobre. Su rostro bondadoso ha adquirido un aspecto sombrío y me asustan esos dientes que se asoman con aire siniestro.


Mi madre está de rodillas a medio vestir, con una falda roja, peinando los largos y finos cabellos de mi padre desde la frente hasta la nuca con un peine negro con el que a mí me gustaba aserrar las cáscaras de las sandías. Mi madre, con voz profunda y ronca, repite algo sin cesar. Sus ojos grises están hinchados y parece que fueran a licuarse bajo las enormes gotas de lágrimas derramadas.

Así empieza Infancia de Maksim Gorki, lectura recién acabada y que casi sin dudarlo ya es uno de los mejores libros que leeré este año.


Y todo gracias a Automática Editorial, nueva en el mundo del libro y que promete un catálogo que aspira a grandes cosas. Infancia ha sido una de esas lecturas donde se aprecia la literatura en su máximo placer. Un libro bueno. Grande. Mezcla de sensibilidad, humor, dureza, crueldad, piedad y todo en un mismo párrafo. De personajes reales. De esos libros donde el lector sale cambiado, mejor. Los escalofríos que solo puede proporcionar la alta literatura.

Por encontrar libros como éste merece la pena leer tanto.

jueves, 16 de febrero de 2012

No estaba de parranda, es que Niño Lobo andaba enfermito

El inexplicable silencio de estos días tiene una sencilla explicación...

- Eso que has dicho es bastante idiota.

... da igual. Enresulta que Niño Lobo se ha pasado casi una semana ingresado en el hospital. No era nada grave, pero su aspecto físico era una mezcla de


resultado, según la versión oficial, de la conjunción de una sinusitis de campeonato y una santa hostia que se metió en el colegio contra el marco de la puerta de clase con el consiguiente chichón en mitad de la frente. Esto ha provocado una semana de idas y venidas al hospital, mal comer, peor dormir (esta parte se la ha llevado A. que se quedaba por las noches en el hospital), nervios, explicaciones, médicos, enfermeras simpáticas y una enfermera que pone vías a lo bruto y sin avisar y que en sus ratos libres hace trabajitos de limpieza para la yakuza o le gusta hacer en los minutos de trabajo un sentido homenaje a Misery. Como comprenderéis, con el chaval metido en el hospital como que no me iba a poner a actualizar el blog. Y que nadie se preocupe, porque Niño Lobo se encontraba la mar de bien. Sólo la inflamación debido a un cuadro raro de cojones (cuadro médico me refiero, no que se le han inflamado los ojos por la contemplación de la obra pictorica de un joven genio de veinte años perteneciente a la escuela post estructuralista modernista pre impresionista de abstracción rara girada). A día de hoy Niño Lobo está bien, en casa, durmiendo en su litera, jugando a ratos a la Play, comiendo como una lima y disfrutando de estos días de asueto que le ha dado el médico. "Hasta el lunes, nada de colegio".

Así que esto es lo que ha pasado. Por favor, no hagáis caso de esos rumores maliciosos que han lanzado contra mí que dicen cosas como:

1. En verdad, Niño Lobo ha sufrido una mutación debido a ingerir una serie de extraños brebajes que he preparado en mi laboratorio ultrasecreto y que eran el prototipo de un arma definitiva para acabar con el Capitán Chistorra de una vez por todas por medio de una manzanilla especial que le provocara unas cagaleras tan bestias que acabará cagándose a sí mismo, se diera la vuelta y acabara convertido en un amasijo de vísceras y que cuando fuera por la calle sus enemigos le fueran diciendo, que andas girado, Chistorrilla y del fustre se retirara del negocio heróico y abandonara Torontoentero y yo me haré con el poder e impondré una dictadura de placer, lujuria, desenfreno y barra libre (nada personal, eh Chisto).

2. Que tuviera un mal encuentro con ese estúpido fenómeno metereológico tan propio de Igualada que es el tumulto con antorchas.


3. Que aprovechara la ausencia de A. para redecorar el piso. A., amor mío, si la semana que viene traen un paquete con alguna de estas cosas dentro, yo no he tenido nada que ver. Ha sido Capitán Chistorra que me odia y yo no le he hecho nada (todavía).



Así que con esto volvemos a la normalidad bloguera de actualizar cuando me apetezca (que es la mejor forma de actualizar).

Mañana, o pasado, seguimos.

martes, 7 de febrero de 2012

Dickens

Hoy, hace doscientos años nació Charles Dickens.

Y entre otros regalos nos dejó las aventuras y desventuras de cuatro señores recorriendo Inglaterra.


El señor Pickwick se dirige a los miembros del club y con ese simple acto cambió para siempre la historia de la literatura y consiguió una de las mayores cimas de la literatura humorística. ¡Larga vida a los caballeros del club Pickwick! Y a Sam.


domingo, 5 de febrero de 2012

Juego piniculero... séptima entrega

Juego piniculero. Hoy...

7. Una película de uno de tus directores favoritos

John Ford, Alfred Hitchcock, Alexander MacKendrick, Howard Hawks, Mijail Kalatozov, Ernst Lubitch, Martin Scorsese, Marco Ferreri, Brad Bird, Billy Wilder, Vittorio de Sica, Ben Stiller, George Sidney, Florián Rey, Luis García Berlanga, Luis Buñuel, Charles Laugthon, Vicente Minelli, Akira Kurosawa, Park Chan-wook, Edgard Wright, y muchos etc. Y Paul Thomas Anderson.


Punch Drunk Love, Paul Thomas Anderson, 2002

Creo que de los directores contemporáneos, Paul Thomas Anderson es uno de los que mejor ruedan los besos. Como en Magnolia... El durísimo beso de Julianne Morre a Jason Robards al principio de la película, o, mi favorito, el beso desesperado, hermoso y salvador que se dan John C. Reily y Melora Walters en el restaurante


y que unos años después se versionó de una forma tan elegante en la divertida Megamind.


jueves, 2 de febrero de 2012

De cabras y arañas

Nieva.
Pero no voy a hablar de eso que bastante cabreado estoy.
Hoy, señoras y señoras... ¡la segunda entrada de ciencia recreativa!

Pos enresulta que el marte vino a cenar a casa mi buen, pero indigesto, amigo Jordi. Entre temas de conversación y temas de conversación apareció la inmensa tela de araña que hasta hace pocas horas nos acompañaba en nuestra sala. Apareció una araña a principios de verano y empezó a tejer... y entre que nos daba penita y que se comía los mosquitos pues que la dejamos. Pero claro, ya se sabe lo que pasa con las arañas, que les dejas una esquina y acaban tomándose media sala. Total que a principios de invierno nuestra sala era más o menos así.


Ya habíamos decidido acabar con la telaraña y hablábamos de arácnidos cuando A. nos cuenta uno de esos experimentos de genética que parecen sacados de la mejor serie B de los cincuenta. Resulta que unos tipos listos de esos que piensas consiguieron aislar de una super araña el gen que produce su telaraña. Introdujeron este gen en óvulos de cabra antes de su fertilización. Cuando las cabras ya ñaca ñaca y estaban fertilizadas (palabras mías, no de A.) y crecieron producían leche donde estaba la proteína arácnida. Se extrae la proteína y con ella se están probando de hacer chalecos antibalas cómodos y flexibles ya que puede conseguirse una fibra que es diez veces más fuerte que el acero (más información aquí y aquí).

Resumiendo:

 +  = 


No voy a entrar en valoraciones de índole moral ni a decir cosas de esas de "estamos jugando a ser dioses y un día lo pagaremos" o "no se puede encadenar a Prometeo. ¡Dejemos a la ciencia libre" porque este no es un blog de reflexiones sesudas y porque no me apetece, que es la razón más poderosa. Lo que sí diré es que me quedé admirado de la inventiva de algunas personas. Juntas a un grupo alrededor de una mesa y a la hora del café, con el calor de la tertulia, pues uno se pone bien las gafas y dice
- Ya que tenemos la genética, hostia, pues hagamos algo con ella.
- ¿Cómo qué?
- No sé... hay una araña carnívora que hace una telaraña que es la hostia de fuerte... si pudiéramos utilizarla para construir cables... o un exoesqueleto que haga a los seres humanos inmunes a las balas.
- Hostia sí, y para fabricar ropa dura y flexible para los trabajadores...
- Y condones reutilizables y que por muy fuerte que se bombeé no se rompan al salir la presión...
- ¿Y cómo lo hacemos?
- Pues no sé... qué utilizamos...
- Cabras.
- ¿Cabras?
- Sí, no son tan populares como las vacas ni tan bonitas como las ovejas.
- Sí, y haremos que el progreso humano dé un paso adelante.

Reconozco que me admira esta gente lista. Porque al explicar A. lo de el cruce de genes de cabra y araña lo único que me vino a la mente fue


¡La Cabraraña! Una engendro producto de la mente genial, pero perturbada de un científico al que han arrebatado prestigio y títulos, pero no las ansías de venganza. Un ser monstruoso con sus patas mutadas y lanzando telaraña por sus ubres. Un bicho asqueroso que sembrará el pánico en las ciudades, diezmará a las fuerzas de seguridad y acabará abatida por un héroe inexpresivo que se queda con la chica y que mata, pero no al científico que le quedará ganas de juerga para una secuela o dos.

Vamos, que tengo el poder de la genética en mis manos y lo único que se me ocurre hacer con él es un monstruo para aterrorizar a la población. Si es que...